lunes, 16 de junio de 2008

Viviendo en la selva de hormigón

Antes de que el conflicto entre el campo y el gobierno tomara la repercusión que tomó en los medios, el tema que preocupaba a la opinión pública en general estaba relacionado con las muertes y accidentes causados por la poca conciencia de quienes conformamos el tránsito argentino.

Sería hipócrita desligarnos del problema; ya sea arriba de una moto, un auto, una bicileta o como peatones, constantemente violamos las normas viales.

El periodista Marcos Aguinis publicó en su libro El atroz encanto de ser argentino una guía sobre como debe obrar un verdadero argento frente a un volante:



Cómo debe comportarse un auténtico argentino conduciendo

-Moleste sistemáticamente al que viene detrás; a la vez haga luces y toque bocinazos al de adelante.

-Usted es superveloz y nadie le puede ganar.

-El uso indiscriminado de la bocina es capaz de disolver el tráfico de avenida Córdoba a la seis de la tarde.

-La ley de la maza es válida. Por ejemplo, si usted viene circulando en una camioneta 4X4 y por la derecha aparece su “oponente“ tripulando un pequeño Fiat, ¿Quién tiene derecho a paso?...Acertó!

-Lea la nueva ley de tránsito: las bicicletas, ciclomotores y motos pueden circular como se les cante y en el sentido que se les cante; el casco puede ser llevado en el codo para que los cabellos disfruten de la brisa.

-El peatón tiene derecho a nada, pero cruza por donde quiere. Si usted tiene la cuota del seguro al día, píselo; eso le enseñará a respetarlo.

-Las rayitas blancas en la esquina son para decorar el asfalto. No se sabe quién fue el irresponsable que les dijo a los peatones que deben cruzar por allí.

-El auto de al lado es su enemigo mortal.

-Los fabricantes de autos cometieron una total incoherencia: poner tres pedales cuando la gran mayoría de los conductores tiene sólo dos piernas. No se confunda: suprima el del medio.

-Encender las balizas lo habilita para hacer cualquier cosa que se le ocurra. No colocarlas, también.

-La luz roja del semáforo indica ¡Peligro! Entonces acelere a fondo y sálgase de allí cuanto antes.

-Las ambulancias, los bomberos y la policía pueden esperar. Nadie en el universo tiene tanta necesidad de llegar a destino como usted.


Sería bueno que a partir de esta burda pero real reflexión sobre el funcionamiento del tránsito, pensemos qué papel cumple cada uno en esta jungla.

Por Andrés Quevedo

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