-Usted es superveloz y nadie le puede ganar.
-El uso indiscriminado de la bocina es capaz de disolver el tráfico de avenida Córdoba a la seis de la tarde.
-La ley de la maza es válida. Por ejemplo, si usted viene circulando en una camioneta 4X4 y por la derecha aparece su “oponente“ tripulando un pequeño Fiat, ¿Quién tiene derecho a paso?...Acertó!
-Lea la nueva ley de tránsito: las bicicletas, ciclomotores y motos pueden circular como se les cante y en el sentido que se les cante; el casco puede ser llevado en el codo para que los cabellos disfruten de la brisa.
-El peatón tiene derecho a nada, pero cruza por donde quiere. Si usted tiene la cuota del seguro al día, píselo; eso le enseñará a respetarlo.
-Las rayitas blancas en la esquina son para decorar el asfalto. No se sabe quién fue el irresponsable que les dijo a los peatones que deben cruzar por allí.
-El auto de al lado es su enemigo mortal.
-Los fabricantes de autos cometieron una total incoherencia: poner tres pedales cuando la gran mayoría de los conductores tiene sólo dos piernas. No se confunda: suprima el del medio.
-Encender las balizas lo habilita para hacer cualquier cosa que se le ocurra. No colocarlas, también.
-La luz roja del semáforo indica ¡Peligro! Entonces acelere a fondo y sálgase de allí cuanto antes.
-Las ambulancias, los bomberos y la policía pueden esperar. Nadie en el universo tiene tanta necesidad de llegar a destino como usted.
Sería bueno que a partir de esta burda pero real reflexión sobre el funcionamiento del tránsito, pensemos qué papel cumple cada uno en esta jungla.
Por Andrés Quevedo
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